Imagenes en Celeste

jueves, 6 de septiembre de 2007

Una odisea por el Ohi, un gran gol como recompensa.

Historia de Cristian Varela.

La calle cuevas se parecía un bullicioso río teñido de celeste. Cientos de hinchas esperaban en una bulliciosa alegría, el momento de abordar nuestras micros-buses- naves, salidas de todo Rancagua y allí reunidas para partir rumbo a la conquista de la capital.

El partido, contra las santas madres de la uc, se jugaba en un flamante San Carlos de Apoquindo. Mi padre, socio incansable desde agosto del 55, tenía listos los pasajes hace días, más feliz que la cresta por que íbamos juntos. Ya en la ruta 5 quedaba claro que lo nuestro era en serio, una interminable sucesión de buses y autos celestes se tomaban el camino a Santiago. Nuestro bus-nave era un clásico de la hinchada celeste. Abordo, la tripulación la componían desde abuelos a nietos, de abuelas a nietas. Cada uno en la suya.

Ansiosos, nos acercamos a la capital, mi padre venía todo el camino preocupado por tanto bus adelantándose y alcanzándose, a tal punto que sostenía su brazo en el asiento delantero, como cuando niños tomabas “distancia“ en la fila del colegio. Para atenuar la espera, el diario siempre es buena compañía y su lectura es un hábito que nos une hasta el día de hoy. Cuando lo desocupa, me lo entrega y vuelve a retomar la postura anterior, y mientras hojeo rápidamente, me alcanza a decir: Trabajé y viví 11 años por este sector. Esta calle, se llamaba Ochagavía…”

De pronto, un golpe. Seco, fuerte. Estremece todo el bus. A los desprevenidos el golpe los sacude violentamente, los hace caer. Mi viejo absorbe el golpe con su brazo apoyado en el asiento delantero. Yo tengo un poco menos de suerte y me golpeo la frente. No es grave, por que la postura de lectura, me tiene con las manos por delante y algo alcanzo a reaccionar.

Rápidamente nos recuperamos y tratamos de entender que habíamos golpeado. Nos damos cuenta de que hay heridos, entre ellos un niño y un adulto al que sus lentes ópticos le causan heridas en el rostro. Entonces lo prioritario es sacar a los heridos. No se puede, puesto que el impacto es en la puerta del bus y ha quedado retorcida, imposibilitando la salida. Rompemos los vidrios de las salidas de escape y con una escalera que traía el bus (que precavido chofer) descendemos. Vemos pasar raudamente el resto de los buses-naves que no alcanzan o no quieren parar. Ambulancias, pacos, se hacen presentes y entre tanta confusión apreciamos el vehículo con el que habíamos chocado. Un camión que en su coloso transportaba un bus! De ésos de las películas yanquis, en que van al colegio, pero pintado de camuflaje…era un bus del ejército!!!

Una vez a salvo los heridos, nos proponemos continuar nuestra misión. Urgimos a los pacos que por lo menos nos alcancen a la alameda. Nos llevan-no somos los únicos-, pero unas cuadras. Nos dejan en un paradero de micros. La primera que pasa la abordamos. Hasta la alameda. Metro hasta escuela militar. Al salir de la estación, abordamos un taxi que por suerte es compartido con otros soldados celestes que venían en el mismo bus accidentado. Recuerdo el viaje largo, el tránsito atestado, el golpe seco, el ansia por llegar al partido.

Con los años, los recuerdos, fechas exactas son más difusos. Pero lo que jamás olvidaré, son 2 cosas: El momento que entramos al estadio ( el partido se estaba jugando) y la gente de O’higgins nos aplaudio de pie, como a un guerrero herido que se presenta al campo de batalla. El otro, por siempre en la memoria. Es la sensación de que encontramos un lugar donde sentarnos, levantamos la cabeza para concentrarnos en el partido y vemos a Roque, el gran mariscal de campo Roque en el centro de la cancha, pegarle el latigazo a la pelota y observar la trayectoria hasta incrustarse dentro del arco. Goooooooool, Gooool, que gol, Gooolazzooo…

Ya no me acuerdo si fue a toledo o a cornez (los ví los dos) o si empatamos o qué. En ese momento sentí que ese golazo era para todos los que habíamos dejado todo, todo por ver a la celeste. En fin, un recuerdo para compartir con los que llevamos la vida en celeste

5 comentarios:

PanchOHI. dijo...

que linda historia que compartiste amigo Christian :)

Tengo el agradod e conocer tu fanatismo y el de tu familia, y he tenido el gusto de compartir con ustedes...

La historia me llega pq tambien una vez llegue en taxi a san carlos, solo porque mi padre no aguante mi cara de tristeza cuando llegamos a la sede y no quedaban pasajes, más lindo mi viejo como no lo voy a querer, y lo de micros chocadas o en pana también me llega, liguilla del 94 y quedmaos en pana en paine, un camión nos tiro hasta stgo y de ahi en mciro al nacional llegamos al primer tiempo bien entrado, pero llegamos, nunca habia excusa para fallar...

Esa mñana nubosa del 90 estaba en casa, escuchando la radio, donde siempre escuchaba en el living de mi casa y sentado en la escalera y vino el gol de un Roque que comenzaba a entrar en los corazones Celestes, es mi máximo Idolo y no estuve en ninguna de sus dos obras maestras, siempre me pierdo las mejores cosas...

Pero cada vez que veo esos goles se me vienen a la mente mi niñez y todo el cariño que nos entrego el Idolo, la magia en la cancha, sus corridas eternas y como en el nacional se incrusto en nuestro corazón.

Gracias por la historia, ser de OHiggins es el mejor regalo que me ha dado mi viejo, Y LO MEJOR ES COMPARTIRLO CON TANTOS QUE SIENTEN COMO YO.

Raul dijo...

Que linda historia titi. Fue un placer leerla . Que bueno que pasaste por aca hermano.

Saludos

Anónimo dijo...

Wena historia, que emocionante tan sufrido viaje... Que bueno que hallan tenido su merecido premio :)

Mi vieja me comentaba que roque tenia de casero a las monjas, siempre le hacia goles y le toco 2 veces hacerle goles de la mitad de cancha...

Saludos y felicitaciones al titi por su historia... nos vemos el sabado en el mundialista...


MaroteCeleste
TRINCHERA CELESTE, una forma de vida
O´Higgins de Rancagua me enseñaste lo que es amor..

Anónimo dijo...

Linda historia, sufrido viajepero lo lindo es ke apesar de todo llegaron donde jugaba la celeste, siempre e soñado el ver bus tras bus siguiendo a la celeste, alomejor lo vivi en melipilla el 2005, pero me gustaria ver el doble como cuando O'Higgins jugaba la libertadores de america..

Linda historia.. pronto ayudare con la mia.. :)

saludos a los ke pasan y a los ke apoyan para ke este blog no pare con sus historias

Unknown dijo...

Buena historia Titi, no fui a ese partido pero todavía recuerdo al papá del mono entrar al departamento de mi abuela en el centro estallando en jubilo porque venía llegando del San Carlos.
Un abrazo Celestes!