Días de Lluvia...

Detrás mío hay una ventana y escucho la lluvia golpear contra ella, esto me lleva a muchos años atrás, al único partido oficial que he visto jugar a O´Higgins en San Fernando contra Colchagua.

Era un día domingo, día de la madre, mi madre partió a ver a mi abuela, y con mi padre nos sumamos a uno de los tantos buses que partieron desde la sede de Almarza, rumbo a la Capital de Colchagua, a enfrentarse con el equipo de este mismo nombre.

Si bien menos de una hora nos separaban de nuestro destino, para mi el viaje era toda una aventura porque según mi registro nunca antes había viajado a ver a OHiggins fuera de Rancagua, recuerdo llegar a San Fernando y ver Celestes por todas partes, en la plaza gente con banderas, yo también andaba con la mía que tenia solamente un par de partidos en el cuerpo, a ratos caían gotas, por lo que había que refugiarse bajo un árbol frondoso o dentro de un negocio, así pasaron las horas hasta que enfilamos al estadio.

Ya llegando al estadio y con el partido por comenzar se largo a llover con todo, el estadio era prácticamente mitad OHiggins y mitad Colchagua y con mi padre nos instalamos junto a la barra, del partido recuerdo bien poco, me trataba de proteger de la lluvia para no quedar tan empapado, así que a muchos ratos mi atención estaba en dar la lucha por no mojarme más que por lo que pasaba dentro de la cancha.

Pero del gol me acuerdo clarito, fue una entrada al área por el sector derecho del Coca Mendoza(años antes que profesara ese amor al equipo flaite aquel) y con tiro cruzado bate al portero de Colchagua, incluso recuerdo que fue en arco sur, todos festejando ese triunfo, en las declaraciones posteriores el autor dijo que le dedicaba el gol a su madre en su día, eso seguramente lo leí en pagina 9 de “El Rancagüino”.

Luego del partido hubo incidentes, algunos buses apedreados, pero el recuerdo de aquel partido sigue presente conmigo hasta hoy, es el recuerdo más lindo que guardo del inefable Mendoza, seguramente para él,ese gol poco significado tiene luego de tantas temporadas, pero para un niño de 7 años que comenzaba un fanatismo sin limites fue una gran alegría que jamás olvidara.

Gracias viejo por tantos viajes, por darle a tu hijo el mejor regalo del mundo, O´Higgins.

Saludos