Mi camino Celeste
Hoy contare una historia que pocos conocen hasta hace unos
pocos años solo en mi familia la conocían y hoy la haré publica…
El primer partido del cuál tengo razón no fue un partido de
O’Higgins, fue un partido de la mundialista del 87 ante Togo, y el primer
partido al que asistí a un estadio tampoco es un partido de O’Higgins y parte
de esa historia les contare.
Por el año 1986 a mis cinco años acompañe a mi padre a
visitar a un amigo enfermo en Santiago, resulta que por la tarde debe haber
sido tanto lo que molestaba y al parecer estábamos cerca del estadio nacional y
mi padre hincha Celeste desde 1955 pensó que aunque fuese Colo Colo quien
jugaba al menos ahí me podría distraer, cuenta la historia que hasta una
bandera me compro para que dejara de molestar, aquella tarde Colo Colo gano 5 a
0 a su rival que al parecer era Cobresal, pero no me llamo la atención y del
equipo blanco solo supe despues por la prensa y por otros hechos.
Durante el año 87 O’Higgins animo el ascenso, yo desde mi
casa de Isabel Riquelme escuchaba las celebraciones y me llamaban la atención
las luces del estadio. El verano del 88 escucho la liguilla en Talca en Doñihue
junto a mi tía Ana sin saber mucho aun de lo que trataba.
El año 88 fui por primera vez a El Teniente fue en Marzo
campeonato Apertura con Rangers, esa vez mi viejo tenia para las puras
entradas, no hubo bandera aunque quería una, se gano apretado 2 a 1, y me llamo
la atención la emoción de la gente, era el partido de retorno a primera.
Desde ese partido no falle más, me enamore de la Celeste, mi
viejo siempre hizo todo lo que pudo para que yo estuviese siempre en El
Teniente, el amor cada creció más, el querer hacer cosas, el alentar de forma
activa, el contagiar a los demás con los colores Celestes.
A los cinco años pude elegir otro camino, a los siete elegí
el camino que me ha dado los mejores amigos, el amor de mi vida, al equipo que
me llena de orgullo, al equipo de mi ciudad, al amigo que nunca falla.
La felicidad no la he encontrado en el premio que esta al
final del camino, O’Higgins me ha mostrado que cada paradero ya sea triste o de
alegría ha servido de algo, no tengo dudas que algún día alzaremos la copa.
Mientras tanto sigo siendo inmensamente feliz diciendo con orgullo, Soy de
Rancagua, Soy de O’Higgins.
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