Una tarde así vale mil tardes tristes.

Hace rato que no vivía un partido de la Celeste como más me gusta, cooperando lo más posible para armar la fiesta en la galería durante la semana y llegando tempranito al Templo de Ilusiones para armar todo en nuestra galería Angostura.

No hay otro partido que se espere más durante el año, que la lacra visite nuestro Mundialista es el encuentro donde todos queremos estar y por supuesto ver a nuestra Celeste triunfante tras los noventa minutos es lo que más deseamos.

Lo vivido ayer quedara nuevamente en la retina de nuestra historia y nuestra gente, quizás fallo gente y por ambos lados, hace ratos que no veíamos un estadio El Teniente con vacios en un partido ante colo colo, pero eso no quita la gran alegría del triunfo.

Y estas tardes se recuerdan por siempre, hacen olvidar tardes tristes donde salíamos mordiendo el polvo del Templo de Ilusiones o el regreso a Rancagua se hacía eterno.

Ayer toda la prensa capitalina esperaba con ansias la piedra, la moneda que cayera en cancha, en lo posible que cayera en la cabeza de Basay. Que se rompieran tablones, se desarmaran rejas, que los inadaptados que ellos ven usualmente en Santiago, estuviesen en Rancagua e invadieran el terreno y les diéramos temas o en realidad firmáramos sus notas pre-escritas.

Pero Rancagua, O’Higgins y su gente demostró que la mejor forma de mostrar superioridad es en la galería, con uno que otro letrero, con un cantico potente que vale más que mil escándalos, demostramos grandeza, la misma que mostraron los jugadores en cancha para dejar los puntos en nuestra, a mucho orgullo, ciudad huasa.

Y en el tablón me tope con la gente que tanto quiero, con esos que están luchando por mantener el nombre de nuestra barra en alto, muy bien Didi, Chuleta, Bankaya, May, Nanito, Rusio y todos quienes están tirando para adelante nuestra barra. Caras que me dieron mucho gusto ver alentando en la barra como mis ganchitos Pollo, Gato, Yoyox, Guga. Mis ganchitos de siempre ahí estaban también, Muerto, Titi, Calamardo, Dino, Sumo y mi yunta Tecla ahí estaban alentando en nuestra barra. El negro Jose también llegó y recuerdo al final que estaba al medio de los bombos su lugar de años. Y así tantos que son importantes y quizás se me escapan, pero lo que valoro es que están, que la Trinchera Celeste la seguimos haciendo grande nosotros, que independiente del tiempo pasado y los errores que todos hemos cometido sigamos creyendo en nuestro sueño, y que alegría que podamos tener triunfos como este para recordar con los años.

Los dos goles de Pinto para guardarlos en aquel baúl de felicidad que nos ha dado O’Higgins, el primero un golazo en todo sentido hasta en la celebración, en el segundo las lagrimas que vi en mi recorrido hacia la reja son el mejor pago para un segundo semestre tan sufrido que hemos tenido.

Tardes como esta valen mil tardes tristes y seguramente en los asados, en las juntas tal como recordamos los goles de Retamar y Pancho Ugarte, Seba Pinto y su doblete será el nuevo invitado a las conversaciones Celestes.

Foto: Fotofutbol Rancagua www.fotofutbol.cl